[Crónica] José Daniel Villeuta: hombre de animales y alfarero de paciencia única
Siendo un veinteañero, y llegando del vecino territorio de Portezuelo, descubrió la greda y de ella se enamoró. “Cuando llegué acá me gustó lo que hacía la gente. Bonitas. Y entonces me dediqué a hacer un caballo, porque me gusta mucho el caballo. Lo primero que figuré fue un caballito que no me quedó tan bien hecho. Hice otro y ahí me lo compraron”. Ello ocurrió, aproximadamente, por el año 1973. Hasta hoy, con sus 71 años, José Daniel Villeuta sigue figurando carretas, bueyes, caballos y jinetes con sus manos, al punto de que los pares lo reconocen como el maestro en ese estilo dentro de la comunidad de alfareras y alfareros de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca.
José Daniel Villeuta es reconocido por parte de la comunidad alfarera como el maestro en figurar caballos, jinetes y animales.
“Cuando a uno le gusta una cosa, le sale bien”, nos dice durante una visita que le hicimos a su taller. Es firme en aclarar que “el trabajo este es difícil porque el proceso es largo. Yo le llevaba cinco años trabajando y no me quedaban como yo quería que quedaran. Es difícil aprenderla bien”.
- Y ahora, ¿ya le salen como usted quiere? – le interpelamos.
- “Sí, ahora cualquier cosa la hago al tiro” – responde, raudo.
Mientras conversamos, en el patio de su predio, junto a gallinas y pavos, juega un niño. Un hijo camina por los alrededores, pero con ropa de campesino. Quisimos saber de la herencia de su saber, por la transmisión de su técnica y estilo e indagamos acerca de quiénes más en la familia le han seguidos los pasos, quiénes –como él- han terminado enamorados de la greda. “Mi hija aprendió bien y mi hijo varón, como lo veía a uno trabajar, también aprendió a figurar piezas parecidas a las mías, pero nunca les gustó el trabajo. Es que se requiere de una paciencia única para hacer esta greda. Trabajan en otras cosas. Si se pasan 2 y hasta 3 días haciendo una pieza y le sale mala, hasta ahí no más llegó la cosa”.
En una comunidad donde las mujeres son protagonistas, Daniel ha logrado respeto y reconocimiento. “Más de 4 o 5 hombres no habrá acá trabajando, casi todos los hombres saben el trabajo pero no lo trabajan”. Quisimos saber su visión de género dentro de la práctica de la alfarería en Quinchamalí y no duda en decir que “no hay diferencias, hombres y mujeres son iguales”, pero reflexiona y aclara “yo figuro piezas que ellas no la hacen”.
Vende sus piezas a Artesanías de Chile y elabora otras exclusivas a pedido para quienes ya lo conocen, pero cree que es importante darse a conocer más porque a veces “pasa mucho tiempo en que uno no vende las piezas, quedan ahí”. Daniel no vive cerca de las calles principales del barrio Quinchamalí, por lo que se dificulta llegar a él si no es en compañía de algún lugareño que se conozca el camino.
Junto a la alfarera y vecina Gabriela García, Tesoro Humano Vivo, quien nos guió hasta su casa y destacó el valor de la obra de Daniel para la comunidad.
Terminamos la conversación con este hombre de pocas palabras, pero de sonrisa y mirada limpias. Nos despedimos con un “hasta luego”. Más tarde nos encontraríamos en una ceremonia donde, con motivo del Día de las Artesanas y los Artesanos 2019, autoridades nacionales y regionales lo reconocerían junto a toda la comunidad de alfareras y alfareros de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca que –junto al Estado de Chile- han emprendido una postulación a la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
La Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, entrega el reconocimiento a José Daniel Villeuta, en el Día de los Artesanos 2019.