“El bolero, patrimonio vivo”: proyecto multinacional rumbo a la Unesco
Recientemente la dirección de Patrimonio Mundial, del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, la Fonoteca Nacional y la Dirección General de Culturas Populares de la Secretaría de Cultura de ese país presentaron el expediente con el cual defenderán ante la Unesco la inclusión del bolero en la Lista Representativa de Patrimonio de la Humanidad.
A pesar de que el origen del bolero es cubano, cuando entró por la Península de Yucatán los mexicanos lo hicieron parte de su vida hasta convertirlo en una de sus ricas tradiciones musicales. El bolero es un género musical de propiedades y orígenes diversos, a veces contradictorios; pero que siempre unió e inspiró a multitudes en varios países de nuestro continente. Y es por eso, a pesar de desamores y de lágrimas derramadas en sus bares y cantinas, que México ha involucrado a los vecinos en un sueño colectivo y multinacional: que el bolero ingrese en la Lista Representativa de Patrimonio de la Humanidad
La iniciativa buscará ser presentada conjuntamente entre México y Cuba, con participación de Colombia. “Si bien el ritmo nació en la isla, fue aquí donde llegó a la adolescencia y maduró”, dijo Graciela Mota Botello, presidenta de Icomos México, una de las defensoras y promotoras de la propuesta.
Ya en 2016, México daba un paso importante en la estrategia, cuando la Fonoteca Nacional anunciaba la creación del Instituto para la Preservación y Fomento del Bolero. Cecilia Margaona, su presidenta, recuerda que “muchas generaciones aprendieron y aprenden a expresar sus afectos a través de un bolero y no solo eso, muchos aprendieron a vivir el amor como se pinta en esas canciones que hablan de lo que a muchos nos ha pasado. Desde los primeros boleros más cercanos hasta los posteriores ya influidos por la música norteamericana, los boleros constituyen desde hace décadas, no solo fuente de deleite musical y literario, sino como uno de los más valiosos patrimonios sonoros y como tal es imprescindible protegerlo del deterioro y del olvido”.
Agosto de 2018, sin embargo, pareció ser el mes en que los mexicanos quisieron dar la estocada final. Muchas iniciativas se organizaron y ejecutaron entonces en torno al bolero.
Hubo Festival y Congreso Mundial del Bolero (del 26 a 28 de agosto). Más de 30 reconocidos intérpretes de este género se reunieron y presentaron en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, los cuales rindieron homenaje a íconos como Armando Manzanero, Lucho Gatica y Marco Antonio Muñiz. Además, organizaron mesas ciudadanas y participativas para reflexionar en torno a su cuidado, transmisión, valoración y enseñanza.
Por otro lado, juntaron partituras, micrófonos, radios antiguos, portadas de discos y trajes de Pedro Vargas y Fernando Fernández, entre otros objetos. Así inauguraron, en el Museo Nacional de Culturas Populares, la exposición “Sin saber que existías te deseaba… El Bolero en México”.
“Gran parte de los objetos de la exposición provinieron de la colección privada de músico Rodrigo de la Cadena, promotor del bolero y secretario del Instituto del Bolero, así como de esta iniciativa que considera a este género musical como un patrimonio vivo de México”, informaba el diario digital México Nueva Era que calificaba al bolero como el acontecimiento musical más importante del siglo XX, “estamos hablando de que al bolero le han tocado vivir dos guerras mundiales y el bolero ha sido referente afectivo en esta historia”, escribió.
Cuando cuestionan si está “ansiedad mexicana” porque la Unesco reconozca el bolero sea porque se sospeche o anuncie su pronta muerte, De la Cadena es enfático: “No se está perdiendo, al contrario, el bolero goza de cabal salud y lo están grabando hasta reguetoneros. Gente de Zona tiene un bolero; lo está haciendo Gilberto Santa Rosa, con discos exitosos con boleros nuevos; lo están haciendo tríos de Yucatán que cantan la trova y el bolero tradicional de Guty Cárdenas; y también están los boleros contemporáneos”.
¿Y por qué Chile no participa de esta postulación?
Cuando las noticias de las últimas semanas llegaban desde el país de los charros, Portal Patrimonio quiso consultar con los y las profesionales expertos en patrimonio cultural inmaterial del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio acerca de esta postulación colectiva que no incluye la participación de Chile, a pesar de que en nuestro país el bolero tuvo sus referentes y, aún hoy, se mantiene vigente como parte de la vida musical, cultural y bohemia.
Patricio Díaz, coordinador de los Planes de Salvaguardia del Departamento de Patrimonio Cultural Inmaterial reconoce que “en efecto es un tema que México venía trabajando para su postulación, más menos desde el 2014”, pero hace su distinción con lo que ocurre en nuestro país donde investigadores y exponentes de la música de la bohemia de Valparaíso trabajan en la ampliación de la investigación participativa donde se incluye al bolero como manifestación musical de la bohemia porteña.
“El caso de la música tradicional de la bohemia de Valparaíso como elemento del Patrimonio Cultural Inmaterial registrado e inventariado no está asociado, solamente, con los géneros musicales de un repertorio “tradicional” (cueca chora, bolero de Valparaíso, vals, foxtrot y tango…), sino que también por sus aspectos de “sociabilidad” y “modo de vida comunitario”, en las que entran a jugar factores como la “vida de barrio”, lugares emblemáticos de encuentro Y los modos particulares de ‘transmisión’ (aprendizaje ‘de oído’, ‘a la buena de dios’ y ‘gracias a un pariente’ y no en la academia con maestros especialistas)”, nos explica Díaz.
Para Agustín Ruiz, etnomusicólogo y participante en la elaboración del expediente que logró la inclusión de los Bailes Chinos como único elemento que Chile ha inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, a pesar de que Chile no está entre los países que participan en la postulación multinacional del bolero, “tiene méritos suficientes tanto históricos como socioculturales”.
“En el pasado fue un gran productor de temas que, en algunos casos, fueron pioneras y nutrieron los repertorios de boleristas tan insignes como Leo Marini. También tuvo cantantes de talla mundial que replantearon la forma de cantarlo en su propia cuna: Cuba; me refiero a Lucho Gatica”, explica Ruiz quien asegura que “en la actualidad hay comunidades que continúan cultivando el género como una forma de vida, en contextos determinados y manteniendo un estilo particular y distintivo que hoy comienza a explorar los escenarios europeos”.