Comunidades indígenas y patrimonio inmaterial en Chile
En el #DíaInternacionaldelosPueblosIndígenas, el pasado 9 de agosto, saludamos -a través de las diferentes plataformas de gestión y difusión del #PatrimonioInmaterial- a todas las comunidades que a través de sus prácticas ancestrales, conocimientos acerca de la naturaleza y el universo; y tradiciones culturales están presentes como cultores y representantes de elementos inscritos en el registro y/o inventario del patrimonio cultural inmaterial en Chile.
“En una sociedad que, justamente, privilegia la escritura por sobre la oralidad y el contrato firmado por sobre la palabra empeñada, el conocimiento y el patrimonio inmaterial de los pueblos originarios se relativiza e incluso se soslaya”, escribió el Doctor en Historia, Christian Báez Allende.
Baez recuerda que según lo indicado por la Unesco en la Convención del año 2003, se entiende como patrimonio cultural inmaterial “el conjunto de usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades reconocen como parte esencial de su patrimonio. A este componente colectivo se suma su transmisión de generación en generación, su constante recreación en el tiempo y en el espacio, su innegable valor simbólico y su constitución como uno de los referentes primordiales del respeto por la diversidad cultural”.
A propósito del recién conmemorado, #DíaInternacionaldelosPueblosIndígenas mencionamos algunas comunidades originarias que se esfuerzan en la valoración y transmisión de sus saberes.
“Ante la evidente diversidad y variedad de culturas presentes en nuestra sociedad hoy día, es justamente esta riqueza la que debemos valorar, y velar por su supervivencia”, considera el doctor quien, en su artículo El Estado de Chile y el patrimonio cultural inmaterial de los pueblos originarios, agrega que estos elementos conforman un conjunto de pilares sobre los cuales se construye la identidad y el reconocimiento de una comunidad. Desde ese punto de vista, la salvaguardia se constituye en un baluarte de la mantención y transmisión de este elemento social aglutinante. “El patrimonio cultural inmaterial es un bien público, por lo que el desafío constante de las instituciones e individuos respecto de su salvaguardia es diseñar estrategias que lo hagan más comprensible y reconocido por un mayor número de personas”, asegura.
Es, justamente, en esa dirección en la que adquiere sentido el trabajo que lidera el Departamento de Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI), del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través de la implementación de la Convención para la Salvaguarda del PCI en Chile. Actualmente, nos preocupamos por el proceso de salvaguarda del patrimonio inmaterial de varios territorios donde los protagonistas son muchas veces representantes de los pueblos originales de Chile.
A propósito del recién conmemorado, #DíaInternacionaldelosPueblosIndígenas mencionamos algunas comunidades originarias que se esfuerzan en la valoración y transmisión de sus saberes.
Colección de artesanía en quilineja.
La comunidad huilliche que mantiene viva la técnica de la "artesanía chilota en fibra vegetal y otras tradiciones", una práctica tradicional que nace y se enmarca como parte del desarrollo, apropiación y adaptación histórica de los habitantes de la isla de Chiloé con su entorno. Actividades como la recolección de productos, la alimentación de los animales, la producción de alimentos, entre otras, demandan un sinnúmero de acciones e intercambios tanto familiares como comunitarios que se facilitan a través de la creación de objetos artesanales, que en este caso se centran en productos confeccionados con fibras vegetales tales como el cunquillo, el voqui (boqui), el coirón, la quilineja, entre otros.
Componedores de huesos de Tirúa
Los componedores de huesos de Tirúa que en tierras mapuche mantienen los conocimientos de un conjunto prácticas y de conocimientos técnicos sobre la forma, posición y funciones de la estructura ósea humana, los que se ponen a disposición tanto en la evaluación palpatoria como en las maniobras tendientes a aliviar problemas derivados de fisuras, luxaciones, esguinces, fracturas y otro tipo de dolencia. Esta expresión se desarrolla de manera previa a la llegada del sistema medico occidental, siendo parte de la medicina tradicional mapuche conformada por Machis, Ngütamchefe, Püñeñelchefe y Lawentuchefe.
Técnica textil de teñido por reserva, traricán
La comunidad mapuche ha mantenido la técnica textil de teñido por reserva, llamado traricán. El traricán es una forma particular de tejido de telar con fibra animal (lana de oveja) que se distingue por su técnica de teñido, la que se hace por reserva, utilizando para esto amarras y tinturas vegetales. Incluye desde la extracción de materias primas necesarias, conocimientos de tejido a telar de doble urdimbre –que es amarrado con ñocha (fibra vegetal) para dar diseños iconográficos– y luego, sacado del telar para ser teñido por reserva. Su uso está ligado a prendas de vestir de carácter simbólico, ya que eran destinadas a la vestimenta de autoridades tradicionales.
Hangarahi Aravena, Isabel Pakarati y Francisca Peña Tuki
El Kai Kai es una forma de expresión tradicional de Rapa Nui, por medio de la cual se ha perpetuado la historia y tradición oral de la isla. Consiste básicamente un juego de hilos realizado por medio de las manos, donde el/la ejecutor/a arma una figura o ideograma, entrelazando los hilos entre los dedos de ambas manos, y a las cuales siempre se asocia un verso recitado llamado pata’u ta’u. Cada una de estas representaciones está dotada de un carácter mágico y fuerte significado ritual y social. Por medio de ellos se recreaban antiguos cuentos y leyendas o personajes míticos; se traspasaban los conocimientos de ceremonias y ritos vinculados a la arquitectura y tallado monumental, a la agricultura y pesca. Igualmente, sirvieron como instrumentos de control o sanción social, e incluso en algunas ocasiones, se ejecutaban con un claro propósito erótico.
Trashumancia Kolla
Los kolla son un pueblo andino prehispánico que ha habitado históricamente una gran zona del territorio andino, ocupado hoy por Chile, Argentina, Perú y Bolivia. Es un pueblo de pastores trashumantes que recorren los territorios cordilleranos en busca de alimento y agua para sus animales. En territorio chileno, la presencia kolla data a partir de la segunda mitad del siglo XIX, momento en que varias familias cruzaron la cordillera de los Andes, desde el noroeste de Argentina y el sur de Bolivia, para asentarse en las quebradas del norte, específicamente en las provincias de Copiapó y Chañaral, en la región de Atacama. Llegaron buscando alimento para sus animales —como consecuencia de sus circuitos de trashumancia— y también por el trabajo asociado a las actividades mineras y de arrieraje.
Solo algunas familias continúan practicando este modo de vida en sectores de la precordillera, vegas y quebradas, y mantienen sus costumbres de pastores nómades con ganado a pequeña escala, principalmente cabras y otros animales como ovejas, aves, burros y perros.