Arica, en el extremo norte de Chile, es una tierra marcada por la riqueza de su patrimonio cultural, especialmente en lo que respecta a la música popular que ha sido transmitida de generación en generación. Las bandas de bronce, con su potente sonido y su carácter festivo, son una de las expresiones más representativas de esta tradición. Su historia se remonta a la década de 1970, cuando pioneros como la Banda de los Tigres, compuesta por figuras como Juan Pérez P., “Doro” Manzanares, Santibáñez y Juan Enríquez, dieron forma a una identidad musical que aún resuena en la región.
Durante las décadas de 1970 y 1980, estas bandas comenzaron a consolidarse como parte integral de las celebraciones populares y religiosas de la zona. Su música, cargada de marchas procesionales y ritmos festivos como los saltos de gitanos o las morenadas, se convirtió en un vehículo de expresión cultural que unía a comunidades chilenas y peruanas. En su repertorio se entrelazaban influencias de las bandas militares de la Guerra del Pacífico, las procesiones del Perú y las danzas tradicionales del altiplano, como los Bailes Morenos de Paso, que son celebrados tanto en Chile como en Perú.
El instrumento más característico de estas bandas es, sin duda, el bronce: trompetas, euphonios, saxofones y percusiones como el bombo y la caja. Cada uno de estos instrumentos, a través de sus sonoridades potentes, se convierte en un testigo de la historia y la identidad de Arica, marcando el pulso de la vida cotidiana y las festividades religiosas de la región.
La importancia de los músicos de bronce va más allá de su destreza técnica. Ellos son los portadores de una tradición viva, que los une no solo con la historia local, sino con las prácticas culturales del centro y sur andino. Este legado musical ha sido reconocido por el Servicio Nacional de Patrimonio Cultural, al incluir a estos músicos como Tesoros Humanos Vivos, un título que resalta la trascendencia de su labor en la preservación y transmisión del patrimonio inmaterial.
Con más de 50 años de trayectoria, los músicos homenajeados siguen siendo fundamentales en las festividades religiosas y populares que dan vida a la región, como las fiestas patronales y los carnavales del norte de Chile. Han sido pilares de la cultura ariqueña, enseñando a nuevas generaciones de músicos y manteniendo viva una tradición que es un símbolo de la identidad colectiva.
Héctor Santibañez, trompetista destacado y uno de los músicos homenajeados, expresó su satisfacción al recibir este reconocimiento: “Para mí ha sido un placer recibir este homenaje junto a mis colegas. Es muy bonito ver a los músicos más jóvenes aprender de nosotros y continuar con esta tradición que es tan importante para nuestra identidad”. Las palabras de Santibañez reflejan la emoción de los veteranos músicos que, con humildad y dedicación, han sido testigos y artífices del renacer de una tradición que hoy se celebra y valora más que nunca.
La música de las bandas de bronce de Arica es, sin duda, un legado cultural inmaterial que sigue vivo gracias al esfuerzo y la pasión de quienes, como los músicos homenajeados, han dedicado sus vidas a la preservación de una tradición que sigue emocionando y uniendo a las comunidades del norte de Chile.
El documental Tesoros Humanos Vivos se encuentra disponible en las plataformas digitales de la Subdirección Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial, accesible para todo público que quiera conocer más sobre el legado musical de las Bandas de Bronce y los artistas que lo han preservado.
Ver documental https://www.youtube.com/watch?v=28cOiXlEkcc