10 piezas reconocidas con Sello de Excelencia a la Artesanía 2016
El Comité Nacional de Artesanía, compuesto por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el programa de Artesanía de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la oficina UNESCO en Santiago, seleccionó 10 piezas que este miércoles recibieron de manos del Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, el Sello de Excelencia a la Artesanía 2016.
En total, este año se recibieron 150 piezas provenientes de las 15 regiones del país, lo que demuestra el éxito del programa de excelencia en el ámbito de la artesanía a nivel nacional. En esta versión se destaca la variedad de disciplinas premiadas, donde se incluyen textiles, plata, madera y fibra de crin de caballo.
LOS DISTINGUIDOS
El artesano en madera de la localidad de Villarrica, Víctor Ruiz, postuló con Metawe, palabra mapuche usada para designar distintos tipos de vasijas. La obra destaca la transferencia de materialidad de un producto de alfarería estrictamente tradicional mapuche a un producto de madera que aporta nuevas características de funcionalidad a la pieza.
Javiera Carrillos, artesana en joyería de la Región Metropolitana, presentó una línea de joyería de plata y chuchín endémico, obra compuesta de un anillo y aros. Cada pieza nace de los atributos y el lenguaje propio del chuchín o picoyo, destacando los bordes en bruto e imperfectos que contrastan con la superficie trabajada y pulida del resto del material, realzando el cuidado y la confección de esta obra.
Ernesto Ottone, comentó que “este sello ha permitido ampliar la mirada respecto al desarrollo artesanal, y ser, al mismo tiempo, un desafío para los artesanos que buscan seguir experimentando y aprendiendo como cultores, perfeccionando su relación con las materias primas y reflexionando constantemente sobre su propuesta creativa”.
La artesana de Doñihue Mireya Bustos Aguirre, destacó por su pieza Tapete, consistente en un trabajo de diseño innovador que busca articular el tradicional conocimiento del tejido a telar típico de Doñihue con nuevas combinaciones de colores y gráficas, renovando el uso de las piezas confeccionadas con esta técnica.
El artesano originario de la localidad de Machalí, Manuel Martínez, fue seleccionado por sus cucharas forjadas de plata, piezas que pretenden poner en valor, desde una mirada contemporánea, las funciones utilitarias y rituales que desde tiempos remotos el hombre ha asignado a estos objetos culturales.
Desde Pucón, Región de La Araucanía, Egon Muñoz destacó por su fuente de coihue, pieza que comienza con la recolección de la madera nativa dos años antes de la confección del objeto en sí. Este material, que se encuentra en bosques y ríos de la localidad de Pucón, se almacena en un lugar sombrío hasta que el artesano decide utilizar la madera y comienza a dar forma a la pieza, desarrollando la obra a partir de la observación de la naturaleza y sus formas, respetando en el diseño su propia expresión.
Sofía Muñoz, de la Región de Coquimbo, quedó seleccionada con su liana trepadora, pieza inspirada en una leyenda mapuche que dice que la luna, después de una gran disputa con el sol, derramó sus lágrimas, las que, ardientes, se convirtieron en plata. Los mapuche las recogieron, confeccionando cuidadosamente con ellas fabulosas y mágicas formas de joyería.
El artesano de la Región Metropolitana, Paulo Morales, destacó con su anillo “CrinAmor”, de línea autoral simple y bien desarrollada, donde destaca la tensión y transparencia del tejido sobre la superficie de plata, demostrando excelencia en el manejo del oficio.
La artesana Hilda Díaz, de la Región Metropolitaan (RM), fue seleccionada con sus remolinos, línea de productos denominado Tupu y Broche (luz y sombra) inspirados en recuerdos de infancia de la autora, en los que la composición de tonalidades, la cuidada confección, los elementos y detalles que se van descubriendo luego de la primera mirada, demuestran una destreza y maestría en el manejo del oficio que dan más valor a las piezas.
Desde la comuna de Independencia (RM), el artesano Cristian Molina, fue seleccionado con su Guñelve Tupu, objeto tradicional mapuche consistente en un alfiler o prendedor que se utiliza para fijar el kepan (manto) o el vestido tradicional de la mujer.
En Colbún, Región del Maule, la artesana Ana Contreras fue seleccionada por su centro de mesa, producto desarrollado con fibra de crin de caballo, técnica de tejido trasmitida de generación en generación con más de 200 años de existencia. Su diseño único e irrepetible -creado por la propia artesana con el fin de adornar y complementar la calidez del hogar- y la delicada técnica y cuidado oficio con que está elaborado, representan la unión de un proceso de producción tradicional y un diseño contemporáneo y vanguardista.
Los seleccionados obtendrán un certificado de promoción oficial que avala la calidad y autenticidad del producto. Además, pasan automáticamente a ser postulados al Reconocimiento de Excelencia Unesco para las artesanías de los países del Mercosur, distinción internacional organizada cada dos años.