Consejo de la Cultura reconoce a cantora de 15 años como una de las nuevas Tesoros Humanos Vivos de Chile
Arnoldo (padre e hijo), junto a Emma -todos oriundos de Cartagena- conforman la familia Madariaga de cantores a lo poeta, que este año recibió la distinción que difunde el patrimonio cultural inmaterial presente en el país y que convirtió a la más pequeña del clan en la Tesoro Humano Vivo más joven del país.
El anuncio fue realizado hoy por el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, y también fueron reconocidos: la Sociedad de Morenos de Paso de María Cárcamo, Manuela de Marconi y Corazón de María, de la Región de Arica y Parinacota; la cantante de música tradicional Lucy Briceño, de Valparaíso, y la cultora de arte tradicional Kai Kai, Isabel Pakarati, de Rapa Nui.
Son más de 70 años dedicados a cultivar los versos y toquíos de la guitarra y el guitarrón, que han permitido que la tradición del canto a lo poeta perdure en el tiempo y se traspase de generación en generación. Esa es la labor que desde la comuna de Cartagena, en la Región de Valparaíso, ha encabezado la familia Madariaga, integrada por Arnoldo Madariaga Encina (80 años), su hijo Arnoldo Madariaga López (52 años) y su nieta Emma Madariaga Valladares (15 años), que esta mañana se convirtió en uno de los nuevos Tesoros Humanos Vivos (THV), convirtiendo a Emma en la cultora más joven en obtener la distinción que -siguiendo las sugerencias de Unesco- entrega en nuestro país el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA).
El anuncio fue realizado por el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, desde el tradicional Rincón de las Guitarras, en Valparaíso, lugar donde la bohemia porteña y su música son protagonistas, así como también lo es una de sus más fieles exponentes: Lucinda Briceño, quien ha dedicado más de 40 años al canto y baile de la cueca. Lucy, como es conocida, también es desde hoy uno de los Tesoros Humanos Vivos de Chile, listado que este año lo completa la Sociedad de Morenos de Paso de María Cárcamo, Manuela de Marconi y Corazón de María, de la Región de Arica y Parinacota; y la cultora de arte tradicional Kai Kai, Isabel Pakarati, de Rapa Nui.
Para el Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, “estar una vez más reconociendo a personas y grupos que desde sus territorios se encargan de mantener vivas expresiones culturales significativas para sus comunidades, es algo que nos llena de orgullo pero también nos impone nuevos desafíos. Sabemos que después de 9 años y 46 reconocimientos, es necesario diversificar y profundizar en las estrategias de trabajo que permitan la salvaguardia de estas prácticas y saberes. Como Consejo de la Cultura hemos avanzado y fortalecido este proceso, y seguiremos en la misma línea desde el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio”.
Tesoros Humanos Vivos es un reconocimiento a personas y/o colectivos que han sido considerados como portadores de manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial presente en Chile, de manera de contribuir a la salvaguardia de manifestaciones consideradas relevantes y/o significativas para sus cultores (as) y los colectivos que representan.
Por primera vez, tres de los cuatro reconocimientos se concentraron en una misma región: Valparaíso, que se suman al reconocimiento en Arica y Parinacota. La elección estuvo a cargo de comités expertos regionales y un Comité Experto Nacional; todos conformados por personas del ámbito público y privado, representantes de la academia, de la sociedad civil, cultores (as), entre otros.
Cada uno de los cuatro reconocidos recibirán un estímulo económico de $3.000.000 para cada cultor/a individual y $7.000.000 para cada comunidad o colectivo.
LOS RECONOCIDOS
La familia Madariaga suma el reconocimiento como THV -en la categoría comunidades- a la reciente distinción recibida de manos de la propia Presidenta Michelle Bachelet, en septiembre pasado, con el Premio a la Trayectoria en Cultura Tradicional Margot Loyola, por su aporte en la formación.
El canto a lo poeta es una antigua manifestación cultural y devocional de la zona centro de Chile – de aproximadamente 400 años de antigüedad- e incluye el canto a lo divino, el canto a lo humano y la paya, además de la interpretación de instrumentos tradicionales como la guitarra traspuesta y el guitarrón chileno.
La Sociedad de Morenos de Paso está integrada por cultores de una manifestación devocional de origen afrodescendiente que se desarrolla en el poblado de Livílcar, con ocasión de la festividad de la Virgen del Rosario de Las Peñas, manteniéndose vigente por generaciones. Reconocidos también en la categoría comunidades, desarrollan una práctica que ha sido documentada desde sus orígenes y que pese al paso del tiempo ha logrado mantener sin modificaciones sus trajes, bailes y música.
Lucy Briceño (categoría cultores individuales) ha desarrollado un fuerte vínculo con jóvenes intérpretes que buscan seguir sus pasos en la música. Destaca además en la elaboración de su propio vestuario y el trabajo de promoción de espacios culturales locales, junto con la adaptación al dinamismo de la cultura urbana.
Isabel Pakarati (categoría cultores individuales) es heredera de una tradición ancestral y familiar muy relevante para la cultura Rapa Nui: el Kai Kai, juegos de hilos que relatan y conservan la memoria histórica tanto de la comunidad como de sujetos particulares, donde confluye la tradición oral, el canto y la gestualidad corporal, haciendo de esta manifestación una expresión particular.
Cada una de estas representaciones estaba dotada de un fuerte significado ritual y social, por medio de ellos se recreaban cuentos, leyendas o se traspasaban conocimientos y saberes de diversa índole: construcción de embarcaciones, entorno geográfico, entre otros.