Españoles apuestan por convertir la elaboración del salmorejo en Patrimonio de la Humanidad
Con las diferentes olas migratorias que ha vivido el país, se ha enriquecido el patrimonio culinario en Chile. En los últimos años, no sólo los países vecinos del continente han experimentado un aumento en las cifras de inmigrantes, aportando a la cocina en Chile. España, por ejemplo, es una de las naciones europeas desde la cual recibimos cada año a cientos de ciudadanos, que vienen a aportar y enriquecer con su cultura.
Es probable, por tanto, que alguna vez hayas sido invitado o invitada por algún nuevo amigo o compañera a disfrutar de su sabroso salmorejo. Y si te encuentras con un restaurante español, en cualquiera de nuestras ciudades, dalo por hecho: el salmorejo será infaltable en el menú.
Pues entérate, nuestros hermanos españoles quieren que la técnica y la tradición en la elaboración del salmorejo pase a integrar la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Imbuidos por la inclusión a finales del 2017 del “arte tradicional de los pizzaioli napolitanos”, la prensa española –incluso- se ha sumado a la cruzada preguntándose “si la pizza napolitana lo es, ¿por qué esta maravilla de la gastronomía cordobesa no puede llegar a serlo?”
Pero, si nunca lo has probado o escuchado hablar, te contamos que según la Real Academia Española de la Lengua, salmorejo es: “especie de gazpacho o puré frío a base de tomate, pan, aceite, ajo, y otros ingredientes machacados o batidos, propio de algunas zonas de Andalucía”. Para la periodista española Elena Ruiz, “el salmorejo es casi un estilo de vida y la representación gastronómica de la felicidad veraniega”.
Ingredientes del salmorejo: 1 Kg. de tomates, 200 grs. de Pan de telera cordobesa, 100 grs. de aceite de oliva virgen extra, 1 diente de ajo de montalbán y 10 grs. de sal.
A favor del salmorejo, los hispánicos no solamente hacen campañas; históricamente han reflejado su valor, a través del arte y la cultura. Escriben libros, como por ejemplo la historiadora Almudena Villegas. En su publicación Libro del Salmorejo, se pregunta “¿Por qué nos sigue gustando? ¿Por qué un plato mesopotámico sigue en nuestras mesas? La búsqueda del ser humano por desvelar sus secretos casi olvidados, y las claves de la permanencia de este plato, de su trascendencia y de cómo ha viajado con los seres humanos a través de su historia, las encontrarán en esta fantástica narración de un viaje milenario”.
“Mediterráneo, contemporáneo, actual y milenario a la vez. Trotamundos, quitahambres, blanco o rojo, que perdura porque es un camaleón de la gastronomía. A veces oculto, otras visible, se ha convertido en un gran río en el cual han vertido sus mejores caudales otros grandes protagonistas de la alimentación del Mediterráneo: el dorado aceite de oliva, el aromático ajo, y los panes de todo tipo, pero también el trasatlántico y moderno tomate o el punzante vinagre”, escribe Villegas en la reseña de su texto.
“Si la pizza napolitana lo es, ¿por qué esta maravilla de la gastronomía cordobesa no puede llegar a serlo?”, se preguntan en la prensa española.
También cierran filas, se organizan y trabajan por la valoración y transmisión de esta práctica culinaria. Eso lo hacen desde la Cofradía Gastronómica Salmorejo Cordobés, asociación sin ánimo de lucro, de ámbito nacional, constituida el 15 de Octubre de 2008 con una vocación decidida a la promoción de Córdoba a través de su gastronomía representada justamente por el salmorejo.
Desde su sitio web, la cofradía publica “la receta del salmorejo” que, según declaran, “está basada en el trabajo que realizaron investigadores e investigadoras del Departamento de Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Córdoba (UCO) y cuyo objetivo era la de homogeneizar una receta que está presente en un gran número de restaurantes cordobeses con variaciones”. Pero no es todo. Han traducido la receta a decenas de idiomas, en su afán de sensibilización y difusión del plato.
Miguel del Pino, presidente de la cofradía comenta que el tradicional plato del salmorejo cordobés es “una marca identitaria de nuestra provincia”, que “ha evolucionado a lo largo de los últimos años” y que, por ello, “debemos preservar su esencia y su valor cultural”.