Mama Piru: la guerrera que dejó de ser invisible en el lente de Martín Erazo
Aunque su nombre es reconocido en el mundo del arte y la cultura como dramaturgo y director de teatro, fue justamente un documental el que –asegura– cambió para siempre su forma de vida. Y más que el documental mismo, el convencimiento de que había que dejar testimonio de su “descubrimiento vertiginoso” y del momento en que Mamá Piru (Ida Huke) se convirtió en la protagonista que le daría estructura a Guerrero Invisible.
Martín Erazo, director de la reconocida compañía LaPatogallina llegó a la isla de Rapa Nui a finales de los 90, junto a un grupo de teatro, para hacer una investigación. Con la única intención de registrar su experiencia y hacer nuevos amigos, andaba con cámara en mano. Jamás pensó en hacer el documental que después resultaría, impactándolo no sólo a él sino al pueblo rapanui para el cual la obra se convirtió en un documento de lucha, en un recurso para visibilizar la batalla por la recuperación de tierras y derechos. “Esto parte por la amistad, por compartir, conversar…que después se transforma en algo súpervertiginoso que yo entiendo a mitad del camino, que es cuando comienzo a pensar en hacer el documental”.
La noticia por la muerte a los 60 años de edad de Mamá Piru fue, a decir de Erazo, “un huracán que no deja árbol parado”. A penas lo supo, el dramaturgo dio fe de dolor a través de sus redes sociales: “Es un día triste, el cielo debe nublarse y llorar conmigo. Mama Piru descansa en su volcán, su espíritu guerrero está tallado en cada roca, en cada carita de niño y joven rapa nui que sueña con su cultura. Es un orgullo inmenso haber conocido a esta mujer, su alegría de fuego y puño firme cambió para siempre mi vida. El pequeño universo que habito está temblando (…)”.
Con la pérdida de esta líder, luchadora incansable del paisaje y del patrimonio de su comunidad, Guerrero Invisible y las imágenes de una Ida más joven enfrentándose a un Ministro de Estado vuelve a correr por las redes. Le pido a Martín conversar sobre esta vivencia que lo marcó y acepta amablemente.
“Aparece la Piru que me dice oye Martín acompáñame a grabar esto y esto otro. Y empezamos a asistir a una serie de reuniones y empiezo a entender de una manera bien abrupta la realidad sobre los territorios, la entrega de terrenos. Empezamos a entrar en la intimidad de esta gesta histórica, a veces clandestina también, en torno a la recuperación de tierras e identidad de Rapa Nui. Entonces, me lleva a un reunión que termina siendo un enfrentamiento con el Ministro de Bienes Nacionales de ese momento”.
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- ¿Cómo recuerdas el momento en que descubres a Mama Piru?
Recuerdo el primer momento más largo junto a ella, fue en su casa, al interior de la isla, en pleno campo, ella trabajando la tierra. Siempre que nos juntábamos a comer, era lo mismo; ella limpiaba el terreno, desmalezamos... Comer con ella eran jornadas extensas e intensas, reveladoras, experiencias prácticas de hacer muchas cosas; hacer un cerco, por ejemplo, caminar, mover piedras, siempre estaba en actividad física. Ella es de esos maestros que a veces tenemos oportunidad de conocer que están muy relacionados con las cosas prácticas y, al mismo tiempo, relacionados con temas muy elevados y profundos.
- Si esto parte de una experiencia artística, de una investigación, de un proyecto… ¿Por qué la dejas para siempre como parte de vida y – a juzgar por tu texto- de tus afectos?
Ella caló muy profundo. Me hizo entender muchas cosas de la vida y lo importante que es darse vuelta a la historia. Yo al final he desarrollado mi carrera de director de teatro en torno a la historia. Y no es una cosa fortuita. Fue por compartir con personas como ella lo que me hizo entender la importancia de la raíz y de volcarme para entender también mi propia raíz. Me hizo dar cuenta de lo ignorante que somos, lo desraizados que somos y volcarme a investigar la historia de Chile y a meterme en distintos puntos… es lo que hemos hecho con La Patogallina hasta el día de hoy. Es algo que me obsesionaba. Y eso fue a partir de este cruce.
- “Mar, Ahu, caminata eterna, manavai, cuidar la planta, reír, luchar y volver a reír... la voz que resuena en esa cinta de VHS de los 90, cuando el planeta Piru se cruzó como un rayo frente a mi lente extranjero”. “Su alegría de fuego y puño firme cambió para siempre mi vida”, escribiste en Facebook, ¿por qué fue la fuerza y el puño lo que provocó el cambió en ti?
Lo del puño firme creo que es porque no siempre se ve alguien con tanta convicción, con tanta firmeza y con tanta alegría de vivir. Tan certera y, al mismo tiempo, capaz de compartir, enseñar y convocar a los jóvenes. Compartir con gente muy convencida como ella, conscientes de que son parte de una cultura y luchan por ella frente a la ignorancia es conmovedor. Para ello hay que tener una fuerza, un temple, una alegría que es muy conmovedora.
Ella me contó que después de que la gente vio el documental pasaron muchas cosas fuertes en la isla. Incluso, se tomaron el aeropuerto. Manu Chao se llevó ese documental en el 2000 de gira. Se mostró en el Festival de Guadalajara. Y así un montón de cosas que generó y que nos marcó a la Piru y a mí. Fue una inflexión en mi vida y entiendo que para Piru también. Es una cosa que sigue dando vuelta. Me han comentado que los niños y jóvenes lo siguen viendo, incluso que hay DJ´s que lo han “loopeado” y han usado las palabras de la Piru. Es ya un discurso mítico, esas palabras que ella dice frente al ministro
- Después de aquella experiencia en la isla, ¿cómo siguió tu relación con Mama Piru?
Después con Piru seguimos hablando, nos seguimos comunicando por correo., Yo la visité en la isla de nuevo. Nos vimos este año en Santiago. Comimos juntos, nos reímos y tomamos unos vinitos.
Cada vez que nos juntábamos conversábamos y planificábamos cosas que hacer, para grabar. Y no solo de Rapa Nui, sino de distintas culturas. La última vez hablamos de lo importante que es que las diferentes culturas sepan lo que está pasando en otros países y poder generar un vídeo o un documental para generar esa comunicación. Siempre estábamos creando. Teníamos planes de hacer cosas, para continuar el camino del documental inicial que finalmente generó mucho.
Los planes en la vida de Mama Piru, que eran los planes de su gente, que era el compromiso de seguir luchando por su comunidad y su pueblo, se truncaron con su temprano fallecimiento. Quedará la impronta y su legado en las muchas cosas que faltan por hacer, pero que tuvo en ella el ejemplo y el liderazgo que vivirá para siempre en la historia de la isla.
También Martín Erazo quedó con planes truncados. No pudo volver a encontrarse con Mama Piru. “Amiga del alma, te extraño... en mi refrigerador están los erizos (tu manjar más preciado) que congelé para que comiéramos juntos. Ahí quedarán esperando, no pienso tocarlos, algún día estaremos en la mesa, confabulando y disfrutando los placeres del océano que amamos”, se lamentó a través de Internet el importante teatrista nacional que nos explica, al cierre de esta nota, que habían acordado juntarse de nuevo a comer erizos. “Yo los fui a comprar. Pero por mala suerte de la salud de su hermana no nos pudimos juntar y ahí quedaron los erizos congelados esperándola”.