[Prensa] Concepción reconoce labor de "Tito" Guzmán y su esposa Luchita.
Sergio "Tito" Guzmán es un referente como el titiritero más antiguo de Chile. De hecho su trayectoria de más de 50 años en el oficio lo hizo merecedor de la denominación de Tesoro Humano Vivo en 2016.
Su aporte con la compañía Candelillas, fundada por ambos en 1958, también es valorado por el municipio penquista, que les concedió la medalla Juan Martínez de Rozas por el alto valor cultural de su trabajo.
Actualmente, junto a su mujer, Luchita Flores, también maestra en este arte, es parte del Festival de Títeres, cuya cuarta versión se realiza en Concepción.
La presentación de "El cocodrilo Tilo", (en el frontis del Teatro del Liceo Enrique Molina, de la ciudad de Concepción), marcó el broche de oro de la versión 2019 de la iniciativa, luego de una semana de presentaciones, siempre con entrada liberada.
Acompañados por Hugo Aguilera, director de la compañía Los Fantoches y del encuentro que es apoyado por el municipio, recibieron sus distinciones a pocas horas de su arribo a Concepción.
En la ocasión, recordaron con alegría sus inicios, relataron su recorrido como artistas y como familia en un oficio que siguen dos de sus ocho hijos.
"Nací para ser titiritero", resumió un convincente "Tito", agregando que "si volviera a nacer, volvería a ser titiritero".
TODO UN FABRICANTE
Comenzaba su aprendizaje como actor, señaló, cuando conoció los títeres en la presentación de una compañía uruguaya en la ciudad de Victoria. Desde ahí empezó a confeccionarlos, justo en momentos en que se topó con quien sería su mujer, para seguir juntos una larga trayectoria.
Es la que siguen desarrollando con el mismo entusiasmo por la magia que despiertan las figuras que se comunican con los niños de todas las épocas. Incluso recuerda su trabajo en televisión, con el recordado programa de "Los bochincheros.
"Para nosotros en las funciones el primer actor es el niño. Nuestros cuentos están hechos para que todos puedan intervenir sin perdernos del argumento", explica, agregando que el otro ingrediente es "el titiritero con ese ángel para manejar su figura".
Para su esposa Luchita la vigencia de esta disciplina es emocionante. "Nuestra vida ha sido muy feliz, con mucho trabajo, porque hemos construido una familia grande, con ocho hijos que se criaron en nuestras funciones, jugando y haciendo títeres. Y hoy vemos a otros niños cómo reaccionan y se entretienen igual, a pesar de que ahora hay televisión y encuentran de todo en su computador", resumió.