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“Se nos fue Reinoso”. La sentida pérdida de los caycaínos

“Se nos fue Reinoso”. La sentida pérdida de los caycaínos

Publicado el 23/08/2018

Por: Agustín Ruiz, etnomusicólogo.

Muy sentida ha sido la irreversible partida de Pedro Reinoso, dirigente del Baile Chino de Cay Cay, comuna de Olmué,  y que por 4 años fuera presidente de la misma hermanación. A mediodía del domingo 19 de agosto y tras un fulminante ataque, Reinoso dejó de existir. La noticia corrió como reguero entre los chinos de las provincias de Quillota y Marga-Marga y las muestras de pesar y solidaridad con la familia no se hicieron esperar. Ya por la noche del mismo domingo se formaba el baile local para expresar su duelo en el sonar sus flautas. Hasta allí llegaban también chinos de Pucalán y otros sectores aledaños, para unirse al ceremonial con que comenzaban a honrar la memoria de su querido dirigente y vecino. Abelino Noguera, el alférez local, tomó la bandera para recordar, en improvisadas coplas, pasajes de la vida de Reinoso; lo secundaron los alféreces Álvaro Herrera (San Pedro) y Juan Cisternas (Quintero). Así se dio inicio a tres días de despedida.

Reinoso era oriundo del puerto de Quintero, pero conoció a doña Martina Figueroa, originaria de Cay Cay, con quien se casaría en 1974, para establecerse con 26 años de edad en este pequeño enclave agrario, donde comenzó a ganarse la vida en lo que se le ofreciera. Trabajó en el canal, en  siembras, cosechas y otros oficios propios de la economía rural, hasta que a fines de la década de 1970 llegó a trabajar como ayudante en la feria de Marga-Marga. A poco andar la municipalidad viñamarina brindo la oportunidad de tener pilastra a todos quienes fueran parceleros. En su inventiva Reinoso llegó a concebir una parcela que solo existía en sus mejores intenciones y, finalmente, consiguió establecerse en la Feria de Marga Marga o Feria del estero de Viña del Mar, donde atendió la pilastra N° 147 hasta un día antes de su muerte.

Cay Cay era su principal centro abastecedor. Pero el pueblo de sus amores fue mucho más que eso. Junto con formar una familia en que vio nacer a cuatro hijos y una hija, Pedro Reinoso cultivó una estrecha amistad con los lugareños, herederos y continuadores de uno de los bailes chinos y fiesta religiosa campesina más antiguos de la región de Valparaíso. Allí Reinoso estableció una larga amistad con Charles Reyes, hijo del chino veterano Gilo Reyes, renombrado puntero de la vieja guardia. Muchas fueron las fiestas de bailes chinos que ambos amigos recorrieron en la región. En estos reiterados viajes nacieron muchas amistades, hecho que quedó de manifiesto en los sentidos homenajes de chinos venidos de diversos puntos de la región de Valparaíso y Metropolitana.

La vida de Reinoso transcurrió entre fuertes vínculos con su vecindario, ganándose un lugar en el cariño y respeto de la gente: Lico Gaete, los hermanos Chico Armando y Carlos reyes, Arturo, Miguel Pochongo Figueroa, Polloca y Juan Morales, son parte de la comparsa de caycaínos con los que don Pedro compartió y trabajo en aras del baile y la fiesta del pueblo de Cay Cay. Sin ser bailarín llegó a ser dirigente del baile chino. En cada salida de su querido baile encabezaba la fila para marcar el compás, expresando su alegría por ese sonido potente que siempre ha caracterizado a esta hermandad; del mismo modo los increpaba con su cascada voz cuando la formación avanzaba desordenada y sin concierto por la procesión.

También se lo recuerda como uno de los más entusiastas y permanentes co-organizadores de la fiesta que todos los últimos domingos de noviembre se viene celebrando en Cay Cay por más de un siglo. En esa tarea compartió responsabilidades con las Hermanas Lonza y Teresa Reyes, con Rosita y la Olguita, Ño Tati, Adán Morales y el Maestro Hugo, por solo mencionar algunos vecinos con los que se dio a la tarea de mantener viva una de las fiestas emblemática de la tradición china regional.

Los restos de Pedro Reinoso fueron llevados al Cementerio Municipal de Olmué en la nublada tarde del martes 21 de agosto, acompañado por más de medio centenar de vehículos y el sonar de flautas y tambores del baile chino por el que tanto se desveló. Las últimas coplas que despidieron a Reinoso fueron entonadas, bandera al cielo, por los alféreces Álvaro Herrera y Abelino Noguera, en un intento por mitigar el vacío irreparable que deja en todo Cay Cay Reinoso, El Rosa.