Taller de música aymara enfrentando contingencias y diversos contextos

“Al menos un 30 por ciento de los niños que formamos en los talleres, luego incursionan en grupos de danza y música andina en la Enseñanza Media. Eso ya es ganar para mí”, dice el cultor Rodomico Huanca.
El espacio andino alberga coloridas festividades y ritos ancestrales que se entremezclan con una geografía única a los pies de Los Andes. En ese escenario se abre paso la música tradicional Aymara, que cumple un importante rol en las sociedades andinas.
A lo largo del año se desarrollan distintas festividades que son acompañadas por sonidos que caracterizan ritos agrícolas, festejos a los santos patronos, vírgenes y cruces, además de musicalizar carnavales y en algunas ocasiones celebraciones familiares.
Las comunidades interpretan lakas o zampoñas, tarkas, quenas, lichiguayos, charangos, entre otros instrumentos, y en cada caso su utilización obedece a complejos procesos culturales. Esta música tradicional está íntimamente ligada al territorio y es parte de éste, construyendo, recreando y reproduciendo la identidad cultural de los pueblos andinos.
El año 2021, la Subdirección Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial, a través de su equipo regional en Arica y Parinacota ideó el diseño de un Taller de Portadores de Tradición, con el fin de impactar en la valorización de la Música Aymara y de su comunidad portadora; así como a la difusión de este patrimonio inmaterial de la región.
Se comenzó con el diseño de un Cuaderno para Participantes, que serviría como material principal y guía para el taller que se quería realizar en establecimientos de educación básica en la región. Este insumo pedagógico, en cuya realización participaron el reconocido cultor, Rodomiro Huanca, y el músico, Miguel Abarca, contemplaba un taller de 13 sesiones dirigido a niños, niñas y adolescentes.
En medio del contexto de la pandemia y post-pandemia, se fue retrasando la ejecución del taller tal como se ideó. El Encargado Regional de Patrimonio Inmaterial, del Servicio del Patrimonio en Arica y Parinacota, Diego Yampara, comenta que “con la incertidumbre post-pandemia, privilegiamos ejecutarlo en espacios más amplios, con otros públicos y con menos participantes”.
A través de este taller, niños, niñas y adultos conocerían las características, costumbres y tradiciones del pueblo Aymara. Finalmente, pasando los obstáculos de la contingencia este Taller de Portadores de Tradición se pudo aplicar tal como se pensó: fue en la Escuela Rural Darío Salas, del Valle de Azapa.
“Buenos días, Yatichiri”
En el kilómetro 3 del Valle de Azapa está ubicada la Escuela Darío Salas. “Buenos días yatichiri”, saludan niños y niñas a su profesor Rodomiro Huanca, quien a sus 73 años sigue formando nuevas generaciones de músicos y bailarines, enseñando las tradiciones y costumbres del pueblo Aymara.
“A los niños me los gano como su amigo, les doy ciertas libertades. Por ejemplo, les digo este mes se celebra la Cruz de Mayo, busquen algo relacionado con el Carnaval… luego elegimos la mejor tarea. Recuerdo que había un curso al que nadie quería entrar, yo llegué y les conté un poco de mis orígenes, que iba a la escuela descalzo, que mi padre y madre murieron cuando era pequeño. Yo les hacía ver que yo era un igual, así lograron empatizar conmigo”, cuenta Rodomiro Huanca, oriundo de Socoroma, pueblo ubicado a 120 kilómetros de la capital regional Arica.
Desde pequeño, Rodomiro recuerda haberse resistido a que le impusieran una cultura distinta a la Aymara. “Cuando los profesores llegaron a Socoroma por la década de los ‘60 fue para borrar nuestras costumbres. Ellos nos imponían las tonadas por ejemplo, pero yo me resistí. Una profesora me decía que yo tenía que aprender lo que es ‘nuestro’. Yo le replicaba diciendo ‘esto es nuestro, yo abrí los ojos en Socoroma’. Como cantábamos muy bien con un vecino que era del sector andino, le quebramos la mano a la señora interpretando melodías Aymaras”, comenta el cultor.
Rodomiro Huanca ha hecho sentir su impronta Aymara en cada escenario y festival en que se ha presentado. Su larga trayectoria le valió el reconocimiento con el Premio Nacional a la Trayectoria en Cultura Tradicional Margot Loyola en la categoría de formación el año 2019, condecoración que le otorgó el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Ha fundado exitosas agrupaciones musicales como Los Peregrinos del Norte, que ya tiene más de 40 años de trayectoria, y el grupo Phusiri Marka de Arica, semillero del cual salió el profesor y músico Miguel Abarca, quien ingresó a la agrupación a los 13 años y que, junto a Huanca, participó en la génesis de este taller.
Como parte del equipo, Miguel explica que el objetivo de este taller no sólo es aprender sobre música tradicional, sino que desarrollar la cosmovisión Aymara en diversas áreas. “Partimos con el concepto general de lo que es Patrimonio Cultural Inmaterial, hablamos de las tradiciones, fiestas religiosas y costumbres del pueblo Aymara como Pachallampe; ceremonia y culto a la siembra de papas. Contamos nuestra experiencia como músicos, cuando acompañamos a la gente que está sembrando, cada familia te recibe con un plato de comida y tienes que comer en todas las casas. Les hablamos de los pasos de la ceremonia, el sincretismo que se ha dado en la combinación de lo religioso con la cultura Aymara y su valor patrimonial. En otras sesiones abarcamos la vestimenta, gastronomía, y casi en las últimas sesiones vemos la música tradicional, incorporando la mandolina, quena, guitarras de 12 cuerdas y la zampoña, que está separada por periodos: Pascua de Negros, Cruces de Mayo, fiestas patronales, y después estudiamos la tarka”, explica Abarca.
Para Miguel Abarca, a quien lo moviliza la transmisión de los saberes y conocimientos que ha adquirido en el camino de la música, “es gratificante ver a los jóvenes que mantienen vivas muchas cosas que Rodomiro también me enseñó y traspasar estos conocimientos a nuevos alumnos que aprenden zampoña. Por eso, como sea me las arreglo para hacer la clase, a pesar de estar trabajando en la Municipalidad de Arica tiempo completo”.
Rodomiro siembra pacientemente. A sus 73 años, ha formado varias generaciones de músicos y bailarines y todavía visualiza que hay más en camino. “Al menos un 30 por ciento de los niños que formamos en los talleres, luego incursionan en grupos de danza y música andina en la Enseñanza Media. Eso ya es ganar para mí. Yo me ofrezco siempre para que me llamen ante cualquier duda y llegan niños y niñas con ganas de aprender”, explica.
Contextos y contingencia
“Luego de la pandemia, la inserción de acciones extracurriculares dentro de las mallas de los establecimientos fue compleja. En un momento solamente se trabajaba con colegios que tuviesen altos niveles de vulneración social, por lo tanto, eran escuelas que tenían muchos programas sociales. Teníamos que competir para encontrar espacios donde pudiesen albergar estas horas pedagógicas. Además, había que hacerlo compatible con el cultor o cultora, ver si tenía disponibles esas fechas y horarios. Eso cambió: siento que ahora hay establecimientos que están ávidos de actividades que no son parte de su malla curricular normal”, explica Claudia Flores, Directora del Servicio del Patrimonio Cultural en Arica y Parinacota (2019-2023).
Según el profesor Rodomiro Huanca, el acercamiento de los niños y niñas a los contenidos del Taller de Música Aymara depende del público al cual se estén dirigiendo: hay más receptividad de parte de los colegios del interior que los ubicados en zonas urbanas. “En Arica nos cuesta entrar a las escuelas pues los alumnos vienen con otra mentalidad debido al asunto de los aparatos tecnológicos. Además, es difícil que ellos reconozcan sus raíces indígenas(...)”, asegura el cultor.
“En los colegios que son de zonas rurales a los que asisten niños migrantes de Bolivia y Perú ubicados en el Valle de Lluta o Azapa por ejemplo, se nos hace más fácil trabajar porque ellos ya tienen este conocimiento traído desde sus hogares, donde se fomenta la cultura Aymara: nos encontramos con alumnos que tocan tarka y zampoña. Siempre ha sido así, nos cuesta entrar en los colegios urbanos, pero una vez que los niños y niñas le toman el gusto salen muy buenos procesos de eso. Siempre hay un pequeño grupo que se interesará por saber más de sus raíces”, explica el músico.
El Taller Portadores de Tradición de Música Tradicional Aymara supo sobreponerse a todos estos obstáculos y realidades dispares. Antes de poder “probar” el diseño metodológico inicial en la Escuela Darío de Salas, se realizó una versión acotada en el Poblado Artesanal de Arica, a través de convocatoria abierta. Se ejecutó, además, en la Oficina del Adulto Mayor de la Municipalidad de Arica, donde participaron en promedio 25 adultos mayores quienes volvieron a reconectarce con su juventud con la musica y la danza tradicional.
En modalidad de charla, se impartió en las escuelas Leonardo da Vinci y República de Argentina, como antesala a las celebraciones del año nuevo andino llamado Machaq Mara o Mara T´aca. Adicionalmente, se hizo una sesión en el marco de la Feria Regional Jiwasan Markasa, instancia que reune a los cuatro municipios de la región. espacio que dispone de una mesa de conversacion en la que se comentó lo importancia de las sonoridades locales y su transfondo tradicional y patrimonial.