Universidad de Talca entregará a Sonia Montecino medalla al Mérito Abate Juan Ignacio Molina
- A través de esta distinción la Casa de Estudios quiso destacar el valioso aporte que investigadora y autora de obras como “Madres y Huachos, Alegorías del Mestizaje Chileno” y “Cocinas mestizas de Chile. La Olla Deleitosa”, entre muchas otras, ha realizado al acervo cultural chileno.
Por su vasta contribución a los estudios étnicos, culinarios y de perspectiva de género, la Universidad de Talca decidió otorgar a la doctora en Antropología Sonia Montecino Aguirre, la Medalla al Mérito Abate Juan Ignacio Molina, reconocimiento que otorga la Corporación a quienes destacan por su contribución a las artes, la cultura, las ciencias o su quehacer público.
“Es dueña de una destacada trayectoria como investigadora, a nivel artístico tiene una obra muy importante y, además, una raigambre vital con la Región del Maule”, explicó el secretario General de la Corporación, Rodrigo Palomo, sobre los criterios que consideró la Junta Directiva para hacerla merecedora de la máxima distinción que entrega la Casa de Estudios.
Montecino es representante de nuestro país ante el Órgano Evaluador del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO (2017-2020). Además es miembro del Comité Asesor de Patrimonio Cultural Inmaterial del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
TRAYECTORIA
Entre los diversos reconocimientos obtenidos a lo largo de su carrera figura el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, que le fue concedido en el año 2013. Una veintena de libros creados bajo su pluma, un valioso trabajo como compiladora de la historia popular chilena y autora de una docena de artículos en revistas especializadas, dan cuenta de su prolífico trabajo.
Entre sus publicaciones destacan obras como “Madres y Huachos, Alegorías del Mestizaje Chileno”, libro por el cual fue distinguida en 1992 por la Académica Chilena de la Lengua; “Mitos de Chile. Diccionario de Seres, Magias y Encantos”, por el cual, en 2005, fue galardonada con el Premio Altazor. Ese mismo año, el Círculo de Cronistas Gastronómicos la distinguió con el libro “Cocinas mestizas de Chile. La Olla Deleitosa”, por el cual recibió el premio Gourmand World Cookbook Awards, Categoría Mejor Libro de Historia Culinaria en Castellano de Latinoamérica. Por esta rama de su carrera se ha desempeñado desde el 2006 como representante de la Presidencia ante Consejo del Libro y la Lectura.
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Además, en 2016 fue designada para representar a Latinoamérica y el Caribe en el órgano evaluador del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), cargo que ejercerá hasta el año 2020.
A la fecha, es profesora del Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, y de la Cátedra Unesco con sede en el Centro Interdisciplinario de Estudios de Género de la citada unidad académica.
Por otra parte, en 2018 Montecino tiene contemplada la publicación de dos libros con el sello Editorial de la Universidad de Talca: la segunda edición de “Sueño con menguante. Biografía de una Machi”; y “Marcoyora. Rapa Nui o el paraíso interior”, en homenaje a Margot Loyola.
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RAÍCES MAULINAS
Durante el transcurso de su carrera y casi sin tener que indagar en ello, Sonia Montecino no pierde oportunidad para evidenciar su profunda raigambre sociocultural y personal con la Región del Maule.
"Mi segunda patria es Talca, esto en el sentido que Mistral le da: las patrias son los sitios de la infancia”, dice la investigadora en su reseña biográfica, en la cual constata que hasta los 25 años su vida estuvo marcada por un fluido tránsito entre Santiago y la capital regional.
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Tal fue el impacto de las vivencias que acumuló en la zona, que la académica reconoce fueron claves para la definición de su futuro profesional.
“Gran parte de mi interés antropológico por la cultura mestiza de la zona central parte de ese nexo, por ejemplo, era un ritual ir a las termas de Panimávida, tomar agua de La Mona y visitar Rari, que eran apenas unas casas, pero que guardaban esa misteriosa maravilla del arte de las mujeres campesinas. Siempre sentí fascinación por esos recodos y por esas ancianas increíbles que se asomaban a vender pulseras que mi abuela compraba como joyas para engalanar mis muñecas, a ella le gustaban los ramos de flores y los prendedores de Sombreritos”, relata.
“Los paisajes del Maule están por eso inscritos en la memoria que tengo de esa segunda patria”, subraya Montecino.